viernes, 18 de enero de 2013





    Una Doctora que inyecta alegría
Kim- Kalla en una actividad benéfica.
Kim- Kalla es una payasa que aflora lo sentimental que Ayerim no puede ser. Asoma su ternura entre juegos calmados mediante la música, le gusta jugar dándoles masajes a los padres en la espalda para que se relajen un poco y hacer reír a los niños.

ASTRID CAROLINA ESTRADA

Después de una semana estresante trabajando como Gerente Administrativo de una empresa de comercio Internacional, levantarse un sábado tempranito, no es muy fácil, sin embargo cuando llegas a un hospital con ropa de colores y una nariz de payaso la energía se transforma. Te encuentras con tu niño interno y lo haces florecer sin prejuicios, sin discriminación y rodeado de gente que está feliz de hacer lo mismo y de gente agradecida por brindarle un panorama de felicidad a un montón de pacientes. Así describe la payasita de hospital Ayerim Valera, la experiencia de ser un Doctor Yaso.

Con 25 años de edad Ayerim intenta sacar la licenciatura en Comercio exterior. Desde muy pequeña ha estado vinculada con actividades sociales, participó en un grupo católico donde más allá de seguir doctrinas religiosas lo hacía para asistir a labores sociales como visitas a asilos, casas de niños sin padres y programas como Misión Lázaro que consiste en repartir comida navideña a personas en situación de calle.

Doctor Yaso, es: "Una Asociación Civil Sin Fines de Lucro, cuyo propósito es aliviar el sufrimiento de niñas, niños y adolescentes hospitalizados a nivel nacional, así como contribuir a la humanización hospitalaria y aportar al desarrollo social, a través de la risa, el humor y la fantasía, generada con actividades lúdicas basadas en la técnica Clown (Payaso),  siempre respetando el estado del niño, niña y adolescente, los deseos de la familia y el entorno hospitalario".


La espera

 Doctor Yaso llegó a su vida por un amigo que fue casi fundador de la asociación. La iniciativa la enamoró de inmediato y enseguida envió un correo  diciendo que quería participar, pero para ese momento había muchísima gente como ella esperando. Recibió respuesta muy pronto donde le decían que debía tener paciencia, pero la paciencia se convirtió en tres años de espera, sin embargo nunca dejo de esperar.
Un día recibió la anhelada respuesta, un correo en donde le preguntaban que si aún estaba interesada en ser parte de la organización, para entonces habían abierto un nuevo taller de formación y tenían cupo. Lamentablemente Ayerim se encontraba fuera del país y no pudo asistir.
Era increíble que cuando por fin había llegado la oportunidad de participar y brindar alegría, ella no podría ir. Pero cuando las cosas se quieren con el corazón, nada es imposible. Luego del viaje Ayerim consiguió hacer el taller, después de tanto tiempo de espera, empezaba a transitar por el camino de la felicidad.
Ayerim es una persona que siempre está de buen humor, es dulce, carismática y vive bromeando constantemente. Para ella no hay mejor remedio que la risa para curar un corazón. No existe en el mundo, algo comparado con vestirse de payaso para ayudar a los niños que viven una realidad hospitalaria que limita las actividades que normalmente deberían hacer como jugar y divertirse.  

La labor
Ayerim Valera y Maria Valera en el Hospital Perez Carreño
La misión de un payaso de hospital es ayudar al paciente a olvidar la situación hospitalaria en la que se encuentra, es ayudar a sanar a través de la risa, de los juegos, además de apoyar un poco al médico real y hacerle ver al niño que los doctores no son personas malas sino alguien divertido que quiere ayudarlo a recuperarse. Consiste en ayudar a las enfermeras a través del juego a que el niño pueda comer, o dejarse colocar algún tratamiento, además no sólo se enfocan en los niños, sino en esos padres que de cierta manera padecen y se agotan junto al paciente, en general es hacer pasar a todos un rato divertido lleno de juegos y alegría.
En su primera visita Ayerim estaba tan emocionada con el tema de la ropa que se vistió de todos los colores, llegó al Hospital Perez Carreño donde la recibieron los Doctores Yaso más viejos con muchos collares, pelucas, sombreros y antifaces, Ayerim se puso todo lo que encontró y cuando salió le dijeron entre risas que parecía una quincalla. Desde ahí fue bautizada como la Doctora Yaso Kim- Kalla.

Por un poco más de un año, la doctora Kalla ha estado repartiendo alegría de hospital en hospital. Las visitas son por lo general dos veces por semana, es un trabajo de voluntariado al que asistes cuando tu tiempo lo permite. Lamentablemente para la payasita Kim, por miles de labores de la vida cotidiana, no puede ir a tantas visitas como quisiera, pero dice que cuando va  y sale de allí, siente que recuperó un millardo de energías, y pasa el fin de semana feliz recordando lo divertido y depurador que fue.


Anécdota
La payasita relata que los niños son tan auténticos que siempre la hacen reír con sus ocurrencias. En una ocasión visitó con otro compañero, a un niño que se alegró mucho al ver que habían regresado los "payasitos", le dijeron: ¿Ah es que tú ya nos conoces?, y empezaron a crear un ambiente de juego con él, él les dijo que sí, que el tenia tanto tiempo en el hospital que ya los había visto antes, que tenía mucho tiempo porque aún los doctores no sabían que tenía, para ellos fue bien fuerte escuchar eso. Sin embargo trataron de cambiar un poco el panorama y le dijeron que cuál canción él se sabía, que la cantara para ellos aprenderla. El niño les dijo que tenía tanto tiempo sin escuchar alguna que ya no se sabía ninguna, pero que él iba a inventarla, empezaron ambos payasos a "rapear" mientras él cantaba algo como: "Me pico un zancudo que tenía mucha hambre y yo estaba tan rico que creo que me dio dengue dengue" y de esta forma fue haciendo algo divertido de aquello que presuntamente padecía. Los payasitos salieron de esa habitación asombrados, dándose cuenta que no importa lo que tengas, o que tan grande sea tu problema, mientras tengas una actitud positiva todo será más fácil de manejar, y que  cualquier problema comparado con los de los demás es mínimo”.


La experiencia
Kim- Kalla y sus compañeros doctores.
Ser un Doctor Yaso es un regalo que cada paciente le da al payaso de hospital, Kim- Kalla asegura que sería payasita hasta que la vida se lo permita. Si es por ella hasta que sea una viejita. Ser un payaso de hospital se convierte en parte de tu razón de ser, aprendes a amarlo, y cuando uno ama algo no quiere que deje de ser parte de su vida. La gente puede pensar que ellos van y sólo regalan alegría a esos niños, pero la realidad es que salen de cada visita más feliz que ellos, ya que los niños son tan auténticos y espontáneos que no saben con que locura te van a salir. Para ella es súper gratificante ver alegría en sus  caras, ver que en un lugar donde solo hay agujas, doctores y dolores, llega alguien vestido como doctor pero con muchos colores y muchas ganas de jugar que hace su mejor esfuerzo desde ese niño que todos llevamos dentro para conectarse con el paciente y hacer que se olvide un ratico del porque está hospitalizado”. 

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