miércoles, 30 de junio de 2010

Rodrigo Gonsalves: Más que una cara bonita, un artista completo


Comunicador visual, cantante, compositor y guitarrista

Sus amigos dicen que es despistado, le molesta que lo cataloguen de “sex symbol” y sueña con ser recordado por su aporte a la música en Venezuela


Cuando de bandas nacionales se trata, VINILOVERSUS está a la cabeza, siendo una referencia obligada para los fanáticos de la música, especialmente del Indie Rock. Tras el éxito de sus canciones, se esconde Rodrigo Gonsalves, quien es la voz principal y la guitarra de este cuarteto. Un joven de a penas 24 años que afirma que quiere ser recordado como “un artista completo y humilde”.

La primera impresión que se recibe de Rodrigo es una cálida sonrisa y unos brazos abiertos, pidiendo unos minutos para ensayar un par de nuevos temas. El resto del grupo observa y saluda mientras vuelven a acomodarse en sus lugares. Suenan nuevas melodías y la vibra que se siente es potente. Termina el repertorio y el protagonista sale de la casa junto a sus compañeros y se sientan en la acera , de forma tranquila para iniciar la conversación, previo a unas cuantas bromas y risas entre todos que le otorga una sensación de frescura a lo que viene.

Así empezó todo
En el plano circunstancial, Rodrigo representa, actualmente una imagen importante para el público que sigue la música de VINILOVERSUS. Es un tipo sencillo y despistado según lo expresan sus compañeros y él mismo. Dice que llegó “un pelo tarde” al asunto de la música, pues fue a los 14 ó 15 años cuando su primo se compró una guitarra y tuvo su primer contacto el instrumento. Cuenta que su hermano tenía una guitarra pero “yo estaba como muy chiquito para apreciarla de verdad y viendo a mi primo tocando me interesé y ahí comenzó mi contacto con la música”. 

Sus influencias musicales comenzaron con los Beatles a través de su madre quien es fan de la banda de Liverpool. “Roro”, como le dicen sus amigos, dice que fue víctima del pop y de toda esa “mala música que escuchas cuando no tienes a nadie que te guíe” y tenía discos de todo tipo.

Luego de ese primer contacto a través de la guitarra de su primo, Rodrigo relata que se compró un bajo y empezó su carrera musical con este instrumento: “era malísimo”, afirma. “Tocaba en una banda que se llamaba “Autofónica” con amigos del colegio y era algo muy ingenuo, muy inocente y fue ahí donde comencé y donde recibí mis primeros trancazos”. En este punto comenzó la carrera de Rodrigo como músico.

Influencias musicales: Rodrigo educó sus oídos
El artista explica que siempre ha escuchado música de todo tipo, pero cuando se empezó a enfocar en el tipo de música que le gustaba, que en este caso es el rock n’ roll, se quedó enganchado con Nirvana: “Soy un típico cliché. Tuve mi época donde el artista que me llegó fue Kurt Cobain. Por supuesto, después comencé a compartir con otros músicos y me enteré de muchísimas otras bandas y me enseñaron el “a b c” de la música".

De los quince en adelante, escuchó desde Led Zeppelin, Jimmi Hendrix y muchos de los artistas clásicos, hasta Chuck Berry. Recuerda que indagó con muchísima más profundidad sobre los Beatles, aunado a la experiencia de tocar en vivo con otros músicos. De esta manera se refleja la influencia que hoy en día se ve marcada en el trabajo de VINILOVERSUS.

100% Humanista: Comunicador visual y músico 
Rodrigo narra que luego de graduarse de bachiller pasó un tiempo sin saber lo que quería estudiar: “No tengo ni un pelo de matemático, ni químico, ni físico. Sabía que la música iba a ser parte de mi vida en ese momento. No estaba completamente convencido pero sabía que quería indagar en lo artístico con una carrera humanística". Finalmente, tomó la decisión de estudiar algo que pudiera estar ligado al arte que hace, “otro tipo de arte que lo puedo aplicar con VINILOVERSUS”.

El joven músico comenta que haber estudiado Comunicación Visual fue una decisión correcta porque le ha dado herramientas para poder producir arte tanto para VINILOVERSUS como para la agrupación venezolana Los Mesoneros, a quienes Rodrigo les diseñó hace un tiempo el vestuario que utilizan los chicos para sus presentaciones en vivo, combinando un efecto visual con luces de neón. 

 Los mesoneros

Su familia siempre lo ha apoyado desde el principio, “ellos querían que estudiara, lo que  quisiera pero que estudiara y lo ligué así a  VINILOVERSUS”. Un ejemplo en el cual Rodrigo ha combinado su carrera profesional con la musical recae en que participó como co - director del video musical "Las Historias son Mortales" junto con el fotógrafo Basil Faucher, a quien conoció estudiando comunicación visual. “Basil Faucher hoy en día es un gran fotógrafo que nosotros respetamos muchísimo”.

La decisión de haber escogido esa carrera ha tenido bastante coherencia en la vida de este artista según lo sostiene él mismo, que conjuga la comunicación visual, el diseño  gráfico, la música y el arte que hace con su banda.

Y llegó VINILOVERSUS
Es inevitable incluir el papel que juega actualmente VINILOVERSUS en la vida de Rodrigo, quien se toma su tiempo y explica con detalles que al graduarse del colegio, la agrupación  a la cual pertenecía, “Autofónica”, conformada con sus amigos del colegio se separó: “yo pensé que era el fin del mundo”, pero continuó su camino y cuenta que su mejor amiga, quien reside en Argentina, lo enseñó a tocar guitarra e inmediatamente recomienda a “Kausal”, banda a la cual pertenece ella. Los amigos de “Roro” se fueron del país y él se quedó solo a comenzar desde cero tocando bajo y sin saber mucho de guitarra, pasando un año en el cual se dedicó a componer canciones.





Luego de este tiempo, “me conseguí a este amiguito acá”, aproximándose a Adrián Salas, bajista de la banda, mientras rememoraba el momento en el cual se conocieron: “Probé con mucha gente y nunca funcionó hasta que mi profesor particular de matemática, física y química en bachillerato, Alexis Leal,  me dijo que conocía a un chamo que tocaba bajo y que estaba muy interesado en formar una banda al igual que yo y me dio el número. Casualmente Adrián y yo nos conseguimos en una fiesta y empezamos a hablar y nos dimos cuenta que compartíamos muchas influencias de bandas, muchísimas cosas en común y ahí nos comenzamos a reunir como un proyecto acústico de una guitarra y un bajo”. Para este momento, Rodrigo ya tocaba guitarra, instrumento que lo acompaña desde entonces. Se la compró año y medio antes de comenzar este proyecto y venía tomando clases de manera autodidacta.

"Yo para ese momento ya estaba tocando guitarra, la compré como año  y medio antes de empezar este proyecto, confesando que nunca tomó muchas clases para aprender a manejar este instrumento. De esta forma tocaba con Adrián y ahí comenzó VINILOVERSUS.


Con licencia para crear
En la banda todos componen la música, “unos más que otros pero tratamos de motivarnos todos porque cuatro cerebros piensan más que uno”. Pero cuando se trata de las letras, considerando que Rodrigo es la voz principal, le dan cierta libertad para crear  y hacer las canciones de la agrupación. “La mayoría de las letras han fluido de manera natural”, sin embargo, en el primer disco hay un par de temas que escribió junto a Adrián. “Por lo general la música la hacemos entre todos y lo que son las letras, ellos dejan que yo me encargue de eso. Supongo que confían en mi y tengo ese permiso”.

A la hora de componer, Rodrigo señala que tiene varias reglas, una de ellas es “tratar de no tener miedo de decir algo que de pronto pueda sonar fuerte, trato de no sonar cursi a pesar de que mucha gente piensa que tengo canciones cursis”. Este músico hace que las canciones sean sencillas pero a la vez que sean reales, “esa es mi filosofía, cuando escribo, por ejemplo, trato que sean letras con la que la gente pueda conectarse y que no sean cualquier cosa nada más para acompañar una canción con voz, yo trato de no hacer eso, de meterle cabeza a las letras, que dejen un mensaje, que te dejen pensando algo, bien sea de una relación o una situación de vida”.

Rodrigo se inspira en experiencias propias y también inventadas. Explica que ha mentido en sus letras sobre cosas que nunca me le han pasado pero dice que es interesante e importante porque, como compositor, se sale de su “zona de confort” y escribe sobre temas que no son parte de su vida pero que representan un problema para la sociedad u otras personas permitiendo una conexión más estrecha con el público.

La familia, su gran apoyo
Cuando se le menciona a sus seres queridos, rápidamente Rodrigo cambia y dice con sentido de admiración: “Mi familia es increíble”. El artista se traslada hasta el principio de su carrera, contando que, como todos los padres, se asustaron con el tema de la música, sin embargo “yo no puedo quejarme de mis padres, recibí un apoyo increíble de ellos al igual que mis hermanos, primos…” Toda la familia está con la banda y le causa gran satisfacción ver ese apoyo y el trato que la familia le da a la carrera musical de Rodrigo, van a los toques y recuerda que todo el tiempo están pendientes cuando sale algo en una revista, un periódico.

El joven músico dice estar en un punto bastante cómodo en su vida y “creo que esto es una gran virtud y un gran regalo de Dios estar bien con tu familia y tener ese apoyo para poder seguir adelante como artista considerando que tener este trabajo es difícil”. Cierra su respuesta diciendo con mucha seriedad que sus seres queridos son todo en su vida y no sería nada sin ellos.

Cara bonita pero nada de “Sex Symbol”
Sin terminar de mencionarle el asunto de su faceta preestablecida por algunos medios como “sex symbol”, Rodrigo niega con la cabeza mientras que, previamente sus compañeros de la banda bromeaban sobre la carrera de “modelo” de Roro que, entre risas, parece ser un tema que trata de tomárselo a la ligera porque no le gusta que lo vean de esa forma. 


Responde con seriedad explicando que “eso me parece medio ridículo, como un faranduleo caraqueño, súper estúpido, súper banal y súper plástico. Es el típico cliché de valorar algo por las razones equivocadas, supongo”. También agrega que le parecería narcisista si dijera que él se considera como tal, está consciente de que es un gran halago pero trata de no prestarle mucha atención a eso y mantiene los pies en la tierra. “Al final de todo nadie supiera quién soy yo si no tuviera esta banda. El mérito es de los cuatro, no mío solamente”.

Quiere vivir para siempre a través de su música
Rodrigo se sorprende ante la pregunta final: ¿Cómo quisieras que te recordaran?, ¿Qué legado te gustaría dejar? “¡Wow, qué buena pregunta! Nunca me la habían hecho”. Cuenta que tiene algo entre ceja y ceja todos los días y lo explica a través de una anécdota. “Cuando empecé a escribir el segundo disco, tuve más contacto en mi vida con lo que es la muerte y creo que cuando gente cercana a ti se te muere, uno empieza a concientizar realmente que la juventud no es para siempre y que la vida tiene un fin y cuando yo pienso en esta banda y en lo que hemos logrado, pienso que todavía no ha pasado absolutamente nada, sin embargo dejamos cierta huella en lo que es la escena nacional pero a nivel personal yo quisiera contribuir a la música en Venezuela, convertirme en un artista no consagrado ni adorado, simplemente un artista respetado y que sea recordado”.


El músico reflexiona sobre el tema, expresando compromiso por lo que hace, responsabilidad y amor a este arte: “lo que más me importa es dejar un repertorio de música y canciones con la que la gente se pueda conectar. Yo siento que la gente vive para siempre cuando deja material plasmado, bien seas William Shakespeare, Cerati o quien seas, algo que tus nietos puedan ver y tener un contacto directo a través de eso”.

Finaliza con ideas que reflejan su pasión por este mundo, añadiendo que “la música es impresionante porque no muere, la música siempre continúa, prueba que tú estás ahí. Esa es mi meta de vida, dejar muchas canciones, en este momento, por lo menos. Cuando tenga hijos algún día, supongo que mi meta será ser un buen padre, pero en este momento es ser un artista completo, un artista humilde y contribuir con el repertorio que Venezuela ya tiene”.


Fotografía: Tomada de la página de Facebook Oficial de VINILOVERSUS
Grace Colmenares

lunes, 28 de junio de 2010

La vida de Finita: “un ir a la soledad, un venir a la alegría”

 
A los 25 salió a encontrarse con su “amor” y desde entonces se quedó para encontrarse a diario con su “felicidad”

El hecho de tener muchos amigos es una razón más que suficiente para que Fina Casas sienta que la felicidad está de su lado y que la soledad se aparta por un momento de su vida

El pavimento de concreto, veteado por el tiempo y por los pies andantes, actúa como base sobre la cual, de jueves a domingo, semana a semana, luego de ocho años, yacen en el mismo lugar un banquito al lado izquierdo de una mesa, la cual mantiene encima de sí termos de café humeante, que gotean de vez en cuando; algunos empaques de galletas; paquetitos de especias, condimentos y aliños; y bolsitas de plástico apiladas en la parte trasera. 

Sobre ese piso y sobre ese banco junto a la mesa, se posa, durante largas horas, el cuerpo de una mujer a la cual la vida le ha teñido el cabello de blanco; le ha llenado el rostro de centenares de surcos; le ha encogido la estatura; le ha dibujado una sonrisa inquebrantable, a pesar de las pruebas que ha tenido que superar. Esa mujer es Fina Casas, mejor conocida como “Finita” por sus queridos amigos.

Finita es una septuagenaria nacida en la ciudad de León, al noreste de España, el 15 de octubre de 1932. Sin estudios y sin familia cercana, el hacer cotidiano y la gracia son las características principales de la “viejita más querida de la cuadra”, según sus amistades ganadas “sin mucho esfuerzo”.

La tan querida señora dedica cuatro días de la semana a vender café y paquetitos hechos por ella misma en una esquina de la Avenida Andrés Bello, muy cerca del Mercado Guaicaipuro.
“Estar aquí me hace feliz. No trabajo por necesidad, sino por sentirme acompañada”, dice Finita mientras se acomoda el gorrito rosado que lleva puesto y sonríe a todo el que transita la callejuela en la que se encuentra, más que su lugar de trabajo, su lugar de esparcimiento y de carcajadas diarias.

La más querida por todos los transeúntes y vecinos de la zona, señala que la Guerra de Franco la vivió estando muy “chiquilina” y que la situación en España se tornó cada vez más difícil, por lo que tuvo que empezar a trabajar desde muy pequeña para ayudar a la familia a subsistir durante la dura crisis.

“A los 25 años tuve un novio al que quise mucho y del cual quedé embarazada. Él tuvo que venir a Venezuela para poder conseguir dinero y mantenernos a mí y a mi hijo, y yo mientras tanto me quedé con mis padres en León. Ellos no querían que yo me viniera a Venezuela, por eso me quedé allá un tiempo, mientras pasaba mi embarazo, pero mi ¨amor¨ me llamó un día diciéndome que quería que estuviese aquí con él, que quería cuidar de nuestro hijo y de mí. Yo esperé a dar a luz y un mes después me vine a Venezuela. Llegué un 6 de junio de 1958… un mes después, exactamente el 6 de julio, el padre de mi hijo murió en un accidente”, expresó Finita, con los ojos aguardando el llanto, con una sonrisa escondida y temerosa, con un suspiro.

La “viejita querida” que no niega a nadie una sonrisa o un buen consejo, señaló que desde ese día, nunca más volvió a estar con un hombre, pues “el amor es sólo uno y no tenía necesidad de buscar más”. Según ella, con lo que recibió le bastó para vivir hasta los 77 años que tiene actualmente, y le bastará para terminar de vivir su vida.

“Cuando él murió, me quedé sola con mi hijo, sin dinero, sin alguien que me ayudara. Decidí irme al interior del país a buscar trabajo, debido a que en Caracas no se me abría ninguna puerta. Comencé a trabajar como señora de servicio y llevé a mi niño a una guardería. Él ya tenía un año. Pude ver cuando la señora que lo cuidaba le negó un pedacito de galleta, y desde ese día lo saqué de allí y más nunca lo llevé a un lugar de esos. A un niño no se le puede negar la comida. Si su hijo también quería galleta y sólo había una, lo más lógico era picarla en dos trozos, pero ella no lo hizo y me puso muy triste que le negaran algo a mi hijo”, dijo Fina con las manos cruzadas sobre las rodillas y con la mirada extraviada.

Entre los vendedores de queso llanero y la música a todo dar, Finita aseveró que desde que salió aquel 5 de junio de su ciudad natal, nunca más pudo ver a sus padres y hermanos, pues todos fallecieron prematuramente por causas desconocidas. Asimismo, confesó que por la difícil situación económica que atravesó cuando su hijo tenía ya catorce años, tuvo que enviarlo a España, con su tía paterna, para que cuidara de él mientras la situación se normalizaba. Después de ese día, él nunca quiso volver a Venezuela.

“Cuando logré ganar algún dinerito como señora de servicio, pasados tres años, fui a buscar a mi niño para traerlo de vuelta conmigo, pues para ese momento sí tenía como cuidarlo. Él me dijo que estaba bien allá, que estaba estudiando y le iba muy bien. Yo no tuve la valentía de obligarlo a venir porque sentí que sería egoísta de mi parte quitarle esa felicidad”, dijo Finita con una pequeña sonrisa.
Ya han pasado 52 años desde que la señora Fina llegó a Venezuela, exactamente los 52 años que tiene su hijo. “La historia se repitió: mi hijo se casó con una muchacha allá en España y a los quince días de tener a mi nieto se murió de una infección. Él tampoco tuvo tiempo de disfrutar a su amor”, señaló Fina.

Según Finita, la circunstancia en la que se encontraba su hijo lo obligó a entregar a su crío a la misma tía que cuidó de él en la infancia. Luego de dos años, conoció a una mujer, se casó con ella y recuperó al bebé, quien es ahora un hombre veinteañero, padre de un niño pequeño.

“Tengo un nieto y un bisnieto. Ya he ido tres veces a España para verlos. Ellos nunca han venido hasta acá…como que no les gusta la idea. Hace más de dos años que no recibo cartas ni llamadas de ellos, pero yo sé que están bien, por eso no me preocupo”, afirmó la “viejita más querida”.

Y… ¿qué piensa de volver a su tierra natal, junto a su hijo, nieto y bisnieto?

“Cuando una tiene toda una vida sola, depender de alguien, incomodarlo todos los días es algo que no agrada. Yo tengo la posibilidad de irme, sí, pero no quiero. Acá he vivido mi vida y acá quiero seguir viviéndola. No tengo intenciones de dejar Venezuela”, señaló Finita mientras mostraba su gran sonrisa y se acomodaba el gorrito rosado.

Las circunstancias que le ha tocado vivir a la “consentida” Fina no han sido las mejores, según ella, sin embargo, no cambiaría nada de lo que ha ocurrido, pues así, con los problemas que tiene, se siente inmensamente feliz.

“Yo estoy de acuerdo con que mis únicos tres familiares estén en España…Los extraño muchísimo, pero sé que allá tienen trabajo y pueden estudiar tranquilos. La situación de este país no es buena para la gente joven. Yo que ya soy una vieja no sufro grandes males por lo que dice y por lo que hace todos los días el presidente. Ya yo me acostumbré a vivir así. Todos los días hago lo mismo y así me siento bien y muy feliz”, señaló Finita.

Los días en los que Fina no va a su esquinita a trabajar, se queda en casa preparándose comida; calentando el agua para los termos con el café que vende; escuchando la radio que es lo que más le gusta, debido a que a pesar de poseer dos televisores, los mantiene siempre desenchufados, pues afirma que no le gustan “ni un poquito”.

“La situación del país está muy mala, no vendo nada porque la gente no tiene dinerito, pero yo no trabajo para ganar dinero porque a mí me mandan mi pensioncita de España. Yo no hago muchas cosas, por eso no necesito más que lo que me dan de pensión. Ahora sólo puedo venir de jueves a domingo, cuando antes podía todos los días. Eso me entristece mucho porque la razón por la cual yo disfruto estar en Venezuela es venir todos los días, ver a la gente pasar, saludarme, darme un abrazo y sentirme acompañada por todos mis amiguitos. Todos los días tengo un amiguito nuevo y eso es lo que más me hace feliz. Tener amigos hace que por momentos no me sienta sola”, dijo Finita cabizbaja.

Viviendo sola desde hace 52 años, ¿cómo hace cuando se siente mal?, ¿a quién acude?

“Tener muchos amigos es lo que me ha salvado la vida. Hace dos años me caí y me rompí la pierna. Pude llamar a mi vecina, quien es muy amiguita mía y me llevó al Hospital Vargas. Me dejaron internada diecisiete días y ella iba siempre a saludarme y a cuidarme. También se me pegó un problema en un riñón hace poco y esa misma amiguita me llevó al hospital a que me curaran”, expuso Fina con una gran sonrisa y las manos estrechadas.

Finita sólo recuerda dos grandes males físicos: una fractura de la pierna izquierda, la cual significó la colocación de cinco tornillos y piezas de titanio; y un cólico nefrítico con cálculo renal agudo, los cuales se solucionaron en cuestión de días, gracias a la buena conducta y al seguimiento de las órdenes del médico. Según Finita, su salud ha sido bastante buena hasta los momentos.

El mayor sueño de Finita ya está cumplido, según ella: “saber que mi descendencia es feliz y poder venir todos los días a trabajar para encontrarme con mis amigos y sentirme menos sola”. De igual forma, su peor pesadilla también se ha cumplido: “La soledad, la soledad es definitivamente mi gran pesadilla. He estado así toda mi vida y me da mucha tristeza, pero gracias a mis amigos me siento tan feliz y se me olvida que cuando llego a casa vuelvo a encontrarme sin alguien que me acompañe”, afirmó mientras alternaba el rostro entre el congojo y la alegría.

“Soy feliz con lo que Dios me ha dado, mis amigos son lo más importante porque gracias a ellos puedo reírme y olvidarme de lo que me espera en la casa. Doy gracias a Dios por todo lo que tengo, no pido nada más. Una vez al mes voy a La Candelaria a rezarle a José Gregorio Hernández por una promesa que me cumplió y por lo feliz que estoy, y si no me da tiempo de llegar a la Iglesia, escucho la misa por una canal que pongo en mi radio”, señaló Finita mientras daba un abrazo a una señora “muy amiga” que pasaba por el puesto a saludarla”.

Fina Casas llegó a Venezuela con la misión de encontrarse con su “amor” y poder criar juntos a su hijo. Logró ver a su “amor”, logró hacer de su hijo un hombre de bien, según sus propias palabras, y logró hacer muchos amigos que la ayudan a olvidar su soledad. Se considera una mujer feliz, que puede morir, según ella, sin arrepentirse de nada. Su cotidianidad la hace sonreír, pues, como lo señala, su vida es, al fin y al cabo: “Un ir y venir. Un ir a mi casa, venir al trabajo; un ir a la soledad, un venir a la alegría”.

Verónica Olivier Fazzina

“La música bailable me dio las herramientas para ser el máximo representante del LatinJazz”

Andy Durán versátil músico venezolano
“La música bailable me dio las herramientas para ser el máximo representante del LatinJazz”

“La música latina tomó muchos elementos del Jazz y creció. Asumió muchas formas y sonidos del mundo del Jazz. El Jazz ha fortalecido a la salsa, y el Jazz más la música latina, es lo que llamamos Latin Jazz”, aclaró Andy Durán, el compositor, el músico, el arreglista, el maestro del Latin Jazz en América Latina.

Nelson Valor, oriundo de la ciudad capital, fue un joven que al igual que otros quiso en algún momento de su vida ser un pelotero. Este sueño se mantuvo consigo, hasta el momento en el que su padre, Oswaldo Valor, llevó a casa el disco Returned to the Paladium de Tito Rodríguez que haría cambiar el deseo de Nelson, y que lo llevaría años más tarde a tener en su haber 17 producciones musicales, de ritmos bailables y del Jazz, y a ser reconocido como el maestro, Andy Durán.

“el Jazz más la música latina…”

¿Tito Rodríguez y Tito Puente fue una de sus más grandes influencias, qué siente hoy Andy Durán haber podido rendirle tributo a sus ídolos?
-Soy especialista de ambos personajes. Desde los inicios de mi carrera comencé a seguirlos, Veía las portadas glamorosas. La forma de tocar la banda, que aún siendo un niño, sin saber nada de música, me parecía sensacional, me atrapaban. Hacer el disco Tito&Tito fue una manera para mí, de expresar cómo yo, siendo joven, interpretaba la música que escuchaba de ellos.

Si tuviera que escoger a uno de los dos porque se siente más identificado con él, ¿Cuál sería?
- Sin duda, yo diría que Tito Rodríguez, él ha sido mi norte a seguir. -¿Por qué lo cree?- por perfeccionista, por tener muy buen gusto para la selección de todo, me siento identificado con él, aunque no sé si también tenga que ver que él era Capricorniano del 4 de enero y yo soy del 2 de enero. Para mí Tito Rodríguez ha sido la banda de todos los tiempos. Yo he tomado ese camino de la música buena bailable, interpretada limpiamente, con buen gusto, pero, también he reposado eso con el conocimiento de otros.

¿Si sus inicios estuvieron fuertemente marcados por el estilo musical bailable, cómo logra esa transición, ese paso al Jazz?
-La música bailable, la cual domino muy bien, me ha dado herramientas fundamentales y dominio para poder desarrollar un Latin Jazz instrumental utilizando todas esas fases rítmicas, y esos pasones caribeños.
La música latina tomó muchos elementos del Jazz y creció. Asumió muchas formas y sonidos del mundo del Jazz. El Jazz ha fortalecido a la salsa, y el Jazz más la música latina, es lo que llamamos Latin Jazz. Es decir, no estoy haciendo algo tan diferente. Sólo estoy haciendo una música que es más para el disfrute de sentarse a escucharla y entenderla, una música más intelectual, menos de fiesta, más para ir a los conciertos a disfrutarla.

¿Venezuela lugar apropiado para el Jazz?
¿Sin embargo, no cree que la música bailable en Venezuela es mucho más comercial que el Jazz?
-Efectivamente, Venezuela no es el país, o el continente latinoamericano no es el lugar apropiado para el Jazz. Muchas veces el Jazz original es en inglés, cuando es cantado. Luego tiene improvisaciones, y quizás presenta cierta dificultad para el entendimiento de todo mundo. No es una música comercial, es la verdad. Sin embargo, el gancho del Jazz es el concierto, cuando descubres lo que hacen los músicos en tarima, es allí donde te atrapa, porque el Latin Jazz es una música moderna y excitante, muy poderosa.
Me pasó en Cumaná, estaba dirigiendo un concierto de Jazz, la banda de Andy Durán estaba ensayando en un taller, y entró un grupo de jovencitos roqueros con sus guitarras eléctricas, y al escucharlo, se quedaron congelados, mostraron un gusto por esto. Que me dijeron “maestro, nosotros debemos reconsiderar lo que estamos haciendo”.

¿Qué hace Andy Durán para promocionar el Jazz en el país?
-Yo haré lo que esté a mi alcance para promocionar el Jazz, siempre que invito a un concierto de Jazz hago el llamado para que traigan a sus hijos, hermanitos pequeños, para que tengan conocimiento de la música. Todo el que va a un concierto de Jazz Latino cambia su percepción sobre este estilo de música. Pero, en Venezuela no hay los espacios suficientes para promocionar la música, solamente dos emisoras en todo el país, y ni siquiera un festival de Jazz que se haga de forma continua. A la gente joven puede gustarle el Jazz, pero necesita exponerse a la música, y mientras no se exponga mantendrá la errada concepción que tiene de este estilo musical.

¿Cuál es esa errada concepción?
-Que el Jazz es una música aburrida y de viejos. No, no. Los jóvenes no saben que muchas de las canciones que ellos escuchan tienen influencia del Jazz, y el Jazz no ha recibido los créditos.

Andy Durán: un músico consagrado
• ¿De sus diecisiete discos, cuál ha sido su favorito?
-El tercer disco: Timeless, también conocido como disco azul, participan músicos norteamericanos que vinieron a grabar todos dirigidos por mí. Esto fue una grabación hecha en Venezuela, en una sesión de un día, pero bilingüe. Fue una experiencia muy divertida grabar con todos estos músicos que son los mejores de Nueva York y de Venezuela.
The Composer & The Arranger: Presentó el desafío de escribir 12 temas originales, desarrollarlos y enviarlos al mundo entero. Ahorita está en España, Puerto Rico, Nueva York. Y todavía le falta rodar porque está recién nacido.

¿En qué se inspira para hacer la composición?
-No es tanto, como la gente presume, que a uno le llega una suerte de “Luz del más allá” que le da la idea. Componer, arreglar tal cual como un sastre hace un flux. Uno se sienta en el teclado y ya uno conoce ciertas técnicas. Uno como músico ha adquirido una condición natural para poder improvisar, componer, arreglar, dirigir.

¿Momento más placentero de su carrera?
-Entre otros, tocar en el Teresa Carreño durante el Aniversario de Duck Ellington. Aunque los momentos estelares se dan cuando uno graba un nuevo disco, grabar un disco es la experiencia realmente inolvidable, porque tú vas a dejar plasmada allí la huella que te identifica como músico.

¿De todas las cosas que has hecho de música, cuáles le gusta hacer más?
-Hay dos. La que más me gusta hacer, que es para mí un soberano placer, para nada es un trabajo: hacer los arreglos. Y la otra cosa que me encanta es cantar. Para mí cantar es muy fácil, lo único difícil de cantar es, aprenderse todas las letras.

¿Qué le falta por hacer a Andy Durán?
-De las cosas que me falta por hacer en la música: crear la música para una película y dirigir una orquesta sinfónica.

Ocando, una figura musical a todo gañote


El cantante maracucho dice estar listo para iniciar la gira nacional de Vocal Song este 29 de julio

Ocando, una figura musical a todo gañote
“Lo que hace diferente a la agrupación es la versatilidad en el manejo de los estilos musicales. Lo de la Orquídea fue una de las emociones más fuertes que he sentido en mi vida”, dijo el tenor I de la agrupación.

Daniela De Freitas

El marcado acento marabino de Leonardo Ocando ni siquiera se siente cuando con su grupo Vocal Song, imita polifónicamente el sonido de la trompeta, el violín y el piano, dotes que le han permitido triunfar a nivel nacional e internacional con un estilo musical pocas veces visto en Venezuela.

Hijo de Carlos José Ocando Yamarte y Ana Celina Ocando Yagua, el cantante nacido un 15 de diciembre de un año que, entre risas, no quiso revelar; nació en el estado Zulia y dice ser un hombre afortunado.

No solo por compartir tarima y cantarle Bachata Rosa en su camerino a Juan Luis Guerra, su ídolo, sino por lograr la meta de establecerse con el conjunto que también integra Aldemar, Ricardo, Eduardo, Mario y Andrés y que el 29 de julio se presentará en el Teatro Santa Rosa de Lima, en Caracas, en el inicio de una gira por el territorio nacional.

“Comencé a los 8 años con la música, primero formando parte en el Coro de Niños Cantores del Zulia con repertorio Sacro y popular latinoamericano y europeo. Luego en la Schola Gregoriana, netamente con Canto Gregoriano. Mientras fui creciendo tuve como referentes a Ricardo Montaner, Ilan Chester, Franco de Vita, Rubén Blades, Luis Miguel y Juan Luis Guerra”, comentó con marcada alegría Ocando.

Egresado del Instituto Niños Cantores del Zulia y de la Universidad Católica Cecilio Acosta, siempre tuvo como norte la música, aunque confesó que en su infancia no sabía si quería ser cantante.

“No se si algún día lo quise ser, lo cierto es que es lo más maravilloso que me ha pasado en la vida. A un niño de 8 años no se le pregunta que quiere, simplemente te llevan y ya. Para mi fue lo mejor que pudieron haber hecho. Siempre me ha gustado cantar y me siento feliz haciéndolo”.


Leo, como se le conoce dentro de Vocal Song, añade con emoción que desde sus inicios ha disfrutado mucho de la experiencia en conciertos, misas, recitales, congresos y viajes. “Era muy exigente y disciplinado. Aunque para mí fue maravilloso, nunca sentí que estaba perdiendo mi infancia a pesar de que tenía poco tiempo para jugar”.

El Comunicador Social, que también estudió teatro en el Instituto de Formación para el Arte Dramático en Caracas, agregó que estudió esa carrera por varios motivos tanto personales como familiares.  

“La comunicación es la herramienta fundamental de la que se vale la música. Cuando elegí la carrera, el teatro y el periodismo tenían un mayor peso en mi vida. Por otro lado la sabiduría popular, y tu familia, te inclinan a otros rumbos. Está  muy bien que seas músico, pero estudia otra cosa pa' que tengas una carrera”.

Un maracucho sencillo

Ocando se define en una palabra como responsable. Su mayor virtud es la sinceridad y su mayor defecto es la soberbia, algo que no pareciera por su forma alegre y amable de ser. Mantiene los pies en la tierra.

Es casado con Violeta y tiene tres hijos: Paula, Juan y César. Entre risas comenta que su día libre es sencillo, nada fuera de lo común. “Me gusta ver TV, ver alguna película, navegar en internet y cocinar. Sobretodo una buena parrillita dominguera”, explicó quien tiene como película preferida a Cinema Paradiso; su libro toda la saga de Caballo de Troya; su artista Juan Luis Guerra y su deportista predilecto Luis Aparicio.

A Leo se le iluminan los ojos cuando recuerda los éxitos que ha vivido con Vocal Song, el primer grupo en la historia musical venezolana que se ubica en el primer lugar del top récord de canciones polifónicas.

No olvida cuando un en abril de 1996 deciden tocar el tema Yesterday de los Beatles, con el estilo del grupo norteamericano Boyz II Men. “Los resultados fueron tan buenos que, sin pensarlo mucho, dijimos que seriamos Vocal Song”, dijo el tenor.

Cuenta entre sus experiencias más gratificantes haberle cantado al tenor  Luciano Pavarotti en Caracas,  quien al finalizar el evento le manifestó expresiones de elogio por el trabajo musical de la agrupación. 









Otro momento especial que vivió con la agrupación fue en el 2008 cuando Vocal Song triunfa con su tema Oscarreando y luego con Wilfrido Medley, dos temas que le llevaron ese mismo año a ganar la Orquídea de Platino en Maracaibo.

 “Es algo maravilloso y altamente satisfactorio lograr algo así. Creo que lo que hace diferente a Vocal Song es la versatilidad en el manejo de los estilos musicales. Lo de la Orquídea fue una de las emociones más fuertes que he sentido en mi vida”.

Explica que el público marabino se mantuvo aplaudiendo por más de 15 minutos lo que obligó a la producción de Súper Sábado Sensacional hacer una pausa en el programa para llamar al escenario nuevamente al grupo Vocal Song. Pues el público quería otorgarles una Orquídea de Diamante, lo cual significó una gran sorpresa porque no esperaban tanto éxito. Cuenta que cada uno de los integrantes del grupo agradecieron de rodillas la admiración que les manifestó el público.

Según Ocando en el disco De Dos Maneras, que promocionarán en la gira, comparte temas con Olga Tañón, Ilan Chester, Chino y Nacho, Neguito Borjas y Argenis Carruyo.










Para el marabino ninguno de los cuatro discos de Vocal Song es mejor que otro. “Cada cual tiene lo suyo”, dijo acerca de Sueños a la Luna (2005), Felipe Pirela De Vuelta (2007), Desde la Calle 5 (2008) y De Dos Maneras (2010), obras musicales que le han permitido cantar junto a Guillermo Carrasco, Pedro Castillo, Frank Quintero, Ricardo Montaner, Christian Castro, Diego Torres, Lolita Flores, Diego El Cigala, Olga Tañón, Gilberto Santarosa, Neri per Caso, Juan Gabriel, Ilan Chester, Chayanne y Luciano Pavarotti, con quien compartieron  durante la cena de gala de su concierto de despedida.

Un placer único

“Tuve la oportunidad y el placer de trabajar con ellos en 2005 durante la fase de promoción del disco Sueños a la Luna. Lo que puedo decir, es que tienen un talento increíble pocas veces visto en el país. La capacidad que tienen para cantar polifónicamente es impresionante y es un gusto poder deleitarse escuchándolos”, comentó el periodista Antonino Cittadino, quien además trabajó con la agrupación en la organización de sus presentaciones.

Según explicó, una de las grandes cualidades de Vocal Song es la facilidad con la que pueden cantar y al mismo tiempo imitar instrumentos, sin que se pierda la melodía.

“Mucha gente piensa que están cantando con banda, pero no es así. Por ejemplo, en O Sole Mio se escuchan dos voces pero en realidad es una sola. Es Aldemar, quien tiene el don de cambiar los tonos. Cada vez que la interpreta el público se impresiona y aplauden a rabiar”, comentó el comunicador social.

Una de las canciones más impresionantes de Vocal Song es Venezuela sin Palabras, un tema de su autoría que salió en Sueños a la Luna y luego en el tercer CD.






Desde la Calle 5, en el que la mayoría de los temas son a capella. Esa canción sonó en la novela de Venevisión “Se Solicita Príncipe Azul” junto a Ella y Ella, tema principal de la novela del canal de La Colina.

“Lo impresionante de esta canción no es solo que mezclan música como joropo, tambores y cantan al mismo tiempo, sino que hasta imitan el sonido de animales al comienzo y al final del tema. Toda una obra de arte que provoca escuchar una y otra vez”, dijo Cittadino quien además afirma que el nuevo disco de Vocal Song es una muestra de talento nacional que debe ser apoyado por los venezolanos.