miércoles, 12 de mayo de 2010

Gobierno versus humor: una batalla (no) chistosa


Para Laureano Márquez, el gobierno carece del buen sentido del humor pero es un experto en la burla, de allí que su manera de contestarle a los humoristas sea con acusaciones o invitándolos a la autocensura
La sala de redacción del diario TalCual recibió el último viernes de enero una visita familiar. Como en otras oportunidades, llegaba un comunicado proveniente del Ministerio de Comunicación e Información (MINCI) a causa del editorial publicado en la tapa del periódico ese día.
La acusación, que ya había sido leída con anterioridad por el director del rotativo, Teodoro Petkoff, rezaba entre sus líneas que la “secuencia de imágenes comentadas por el ‘humorista’ Laureano Márquez evidencian el clásico libreto fascista para derrocar al gobierno revolucionario”.
Del otro lado de la calle, Márquez pensaba que con su trabajo las críticas hacia el gobierno pueden llegar de manera más expresa y pueden calar más en el colectivo, por lo que para él, este tipo de acciones surgen el efecto opuesto al esperado.
 “Lo peor que un gobierno puede hacer es perseguir a un humorista. Los gobiernos saben que las cosas dichas con humor llegan con más fuerza y si se encargan de hacerte publicidad, mucho más”, declaró el ex integrante del programa Radio Rochela el pasado miércoles 14 de abril en el foro político Visiones de un país, en el marco de la celebración de los quince años de los postgrados en Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Ejemplo de esto, y según lo declarado por Laureano, es que otros impresos del mundo hayan tomado en cuenta sus escritos para publicarlos y además, el diario TalCual haya registrado un incremento en sus ventas, justamente, de esos editoriales.
Esto lleva a pensar: ¿Qué tiene el humor que no tengan otras cosas?, ¿por qué tanto revuelo con el humor?, ¿cuál es su peso dentro de la sociedad? Para el humorista y politólogo, “el humor es una manera incontestable de decir verdades porque la única manera de contestarle al humor es con otro chiste más ingenioso que el que te fregó la vida”, situación que, desde su punto de vista, no se da en Venezuela porque el gobierno usa más la burla que el humor.
Según amplía Márquez, la explicación al uso de la burla es sencilla y más que darle una connotación política, lo enfoca hacia lo social: “Chávez tiene una extraordinaria capacidad para la burla pero un escaso sentido del humor. Y les voy a decir por qué: la misión del humor no es herir, es curar. La burla quiere dominar; el humor, libera al que está oprimido, y es por eso que el humor es del que está oprimido frente al opresor. No tiene ninguna gracia el opresor riéndose del oprimido porque ya el tipo te está oprimiendo y ¿le añade una agresión más que es la de la burla?
Este gobierno no tiene sentido del humor, contrario a lo que se piensa. Desde mi punto de vista, tiene un gran sentido de la burla. Sí, puede producir risa, la gente la puede celebrar y más cuando la burla la hace un tipo poderoso y que está obligado a reírte porque tienes una cámara enfrente y que si tú no te ríes te van a ver feo”, afirmó.
Y, ¿cuál es la función del humor?
Contrario a lo que muchos piensan, el humor va más allá de los “chistecitos” que circulan en la calle, en un vagón de metro, por mensajes de textos o por correos electrónicos. El humor tiene una carga de crítica social que no puede ser censurada porque, a través de las metáforas y de las analogías, pueden calar en la memoria de la población y evidencian hechos que, en algunas situaciones, son difíciles de concientizar o no se quieren ver.
“El humor siempre le busca la vuelta porque tiene una gran riqueza expresiva. Al humorista —explica— no le pueden prohibir hablar de un personaje político porque se las ingenia, se las rebusca y de alguna manera termina hablando y diciendo cosas quizás más fuertes.
El gobierno le teme al humor porque éste fomenta el pensamiento crítico. El humor es un acto de crítica, de disidencia y de una búsqueda de criterios libres”, continuó comentando.
Gobierno versus humor
Tres meses después de la acusación, Márquez habla con naturalidad del hecho porque ya no es “raro” que las personas que usan el humor como él sean perseguidas. “Ya no es casual. Ya son varias cosas en contra de los humoristas. Puede ser una, pueden ser dos y es casualidad; tres, coincidencia, pero cuatro, cinco, ya uno siente que hay algo en contra del humor”.
Y sigue relatando: “Ha perseguido a varios humoristas. Ha perseguido a (Pedro León) Zapata varias veces, quien es nuestro máximo exponente en el humor venezolano; a Edo; y a nosotros del Tal Cual y de manera reiterativa”.
A pesar de que el gobierno no vea las cosas con otro prisma, Laureano comenta que el humor se puede usar para realizar catarsis y aligerar las intranquilidades que existen en el país: “El humor pudiera tener un efecto catártico porque la gente pudiera desahogar sus tensiones a través de un chiste y eso evite que haga lo que tiene que hacer para enfrentar a un gobierno autoritario”.
Nuevamente se preguntarán por qué y el graduado en la Universidad Central de Venezuela lo plantea de esta forma: “El humor hace que la gente pierda el temor. Esa es otra cosa que saben los gobiernos. Es un antídoto en contra del miedo, porque el humor tiene muchos mecanismos para evitarlo. El miedo es, quizás, una de las cosas en las que se basan los gobiernos, sobre todo los no democráticos, y mientras uno tenga miedo, uno se paraliza”.
Para Laureano Márquez, ya no sólo basta con reírse, hay que producir material que le permita a las personas reconocer y analizar su entorno de forma crítica y con bases, porque el “humor es pensamiento de contrabando” y eso ningún gobierno lo puede intervenir.
Por algo este humorista cita al venezolano Aquiles Nazoa: “El humorismo es una forma de hacer pensar sin que el que piensa se dé cuenta de que está pensando”.

Escrito por: Andrea Fernández

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