Expertos aseguran que el sistema penitenciario en el país experimenta una crisis de la que es urgente hacerse cargo; la situación ha alcanzado un punto en el que no solo capta la atención de toda la sociedad venezolana sino también la de figuras internacionales
Daniela Materán Garrido
La situación de los centros penitenciarios en el país representa uno de los problemas más significativos que experimenta hoy en día la sociedad venezolana. El ambiente que se vive dentro de dichos establecimientos ha propiciado la muerte de miles de personas, tanto reclusos como funcionarios policiales. En los últimos tiempos, este conflicto se acentuó de tal forma que el gobierno venezolano reconoció públicamente la importancia de reformar el sistema carcelario. Sin embargo, hasta ahora no se han implementado las medidas necesarias, por lo que la problemática se mantiene y, según los expertos, empeora.
El presidente de la Organización Quiero Paz, Aldo De Santis, establece que una de las características principales de las cárceles en Venezuela es el hacinamiento. El OVP coincide con esto al señalar que dichos centros tienen capacidad para albergar a 14 mil quinientos presos pero viven cerca de 45 mil, lo cual evidencia una sobrepoblación de 356%.
La jueza jubilada del Poder Judicial, Zunilde Barreto, describe las prisiones como “depósitos de personas”. Agrega que dentro de los penales no se realiza una clasificación de los privados de libertad con relación a los delitos cometidos. “Están juntos el que roba con el que mata”, añadió.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó en los años cincuenta las “Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos” y en su artículo número nueve establece: “Los penados serán clasificados conforme a los principios de las disciplinas científicas que orientan la organización de regímenes penitenciarios. Se tomarán en cuenta principalmente el sexo, edad, naturaleza y tipo del delito, antecedentes penales, grado cultural, profesión u oficio, estado de salud, características de su personalidad y la naturaleza y duración de la pena”. En Venezuela, la única clasificación que se aplica es aquella que separa a hombres de mujeres. De acuerdo con la organización Una Ventana A la Libertad, son los presos quienes deciden en dónde ubicarse, de manera que los más fuertes imponen su voluntad sobre el resto.
Aquellos sujetos que adquieren mayor poder, conocidos como “pranes”, son quienes deciden el destino de cada persona dentro del recinto. Muchos son víctimas de amenazas, agresiones verbales y físicas e incluso son condenados a muerte. De esto se deriva el vocabulario que se manejadentro de los centros penitenciarios. Por ejemplo, un “avión” es una persona que se dedica a llevar o traer información o, en su defecto, buscar o conseguir algo o a alguien.
Cárceles sin leyes
El ex presidiario de la antigua cárcel del penal La Planta, Pedro Morales, asegura que la vida dentro de una prisión venezolana depende de “cuánto dinero tengas y a qué personas conozcas”. Sostiene que mensualmente se le debe pagar una cuota al jefe de la sección que cada reo ocupa para que este le permita disfrutar de ciertos beneficios como agua, comida, refugio y que además vele por su vida, ya que “un simple cruce de miradas puede provocar tu muerte, necesitas que alguien te defienda”. Morales declara que dentro de los penales también abundan la prostitución, los secuestros y muchas veces se dirigen operaciones delictivas que se llevan a cabo fuera de los centros penitenciarios.
Barreto alega que todo esto demuestra que el Estado viola constantemente los artículos 43° y 272° de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela debido a que este debe proteger la vida de los ciudadanos que se encuentran privados de libertad.
El Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana explica asimismo que alrededor de 60% de la población en cárceles no tiene una sentencia condenatoria firme, lo que se conoce como “retardo procesal”. Al respecto, Barreto asevera que en la actualidad es evidente que no se siguen los procedimientos legales, ya que el tiempo máximo en el que cada sujeto debe obtener su sentencia es de seis meses.
Respecto a la posibilidad que tienen los ex presidiarios de reincorporarse a la sociedad, Barreto asegura que hoy en día es menos probable que eso suceda, debido a que, además de los actos violentos, dentro de los penales no se llevan a cabo procesos de resocialización y reeducación de reos, por lo que al quedar en libertad, tienen altas probabilidades de volver a delinquir.
Por su parte, luego de los hechos ocurridos en las cárceles El Rodeo y La Planta, a mediados de este año el gobierno venezolano se comprometió a otorgar cerca de 1.500 millones de Bolívares para la construcción de ocho nuevos centros, con la finalidad de llevar a cabo la “humanización del sistema penitenciario”.
En estos momentos se desconoce la información oficial acerca del avance en la realización de dichos centros.
En este sentido, De Santis asegura que las autoridades no han empleado las medidas necesarias y que los sucesos recientes en la cárcel de Coro y de Mérida demuestran la urgencia de controlar la situación y así superar la crisis.
A la vista de todos…
Una de las tendencias de los últimos meses ha sido ofrecerle al público una visión acerca de la vida dentro de los centros penitenciarios en Venezuela por medio de videos publicados en portales web, especialmente Youtube.
El actor y periodista inglés, Ross Kemp, publicó el documental Extreme world Venezuela en el que muestra los niveles de violencia en el país. Kemp conversó con uno de los “pranes” de la Penitenciaría General de Venezuela y este le explicó la forma en que se manejan los habitantes del recinto. La pieza incluye imágenes fuertes sobre las precarias condiciones de vida de los presos.
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